lunes, marzo 12, 2007

Héroe




















Pasional

El corazón palpita acelerado y sin ritmo, dejando anestesiada a la razón, el amor invade corrosivamente cada poro del cuerpo y ciego deambula, guiándose tan sólo por la intuición.
Las voces susurran, le hablan y gritan palabras que no escucha, suenan lejanas y huecas, él ciego, camina por el borde del precipicio donde la garganta profunda, abierta y famélica del abismo, espera el tropiezo que lo haga caer, para así engullirlo.
Es la desidia del desamor que acecha, como perro de presa agazapado y alerta.

En la búsqueda continua e intemporal de su alma gemela, el amor espera paciente aparezca, el tiempo no se detiene, implacable continúa su marcha, el cuerpo perecedero se deteriora y envejece, mientras el alma etérea se mantiene inalterable, ardiendo perpetua en una llama adolescente, que la pasión inflama haciéndola eterna.

El oráculo




















V Gavotte I & II

El oráculo vaticinó mi muerte. Las Parcas están terminando de devanar, el fino hilo del que depende mi vida y cuando Átropo, la inflexible, así lo decida, cortará el hilo y todo habrá acabado para mi.
Nadie, ni Dios alguno podrá interceder por mi, ya que no hay poder divino o terrenal que logre retrasar o impedir los dictados de las Parcas. Tal vez sea lo mejor, no me acostumbro a vivir bajo esta apariencia abominable y terrorífica, mi mente vive siempre en el pasado, alimentándose de recuerdos de un tiempo ido y que jamás volverá. Él solo exacerba mi ira y todo lo convierto y lo destruyo.
Quisiera recuperar mi vida anterior, en donde solía corretear por los prados verdes minados de flores, saltando y riéndome, tenderme en la fresca hierba de cara al sol, sentir su tibieza y que la brisa me traiga otra vez, el aroma a lavanda que despiden los campos. Eso no retornará nunca más.
Mi trasgresión fue la vanidad y el haberme entregado al amor, el castigo por mi osadía me despojó de mis atributos y me transformó en lo que soy, un ser amórfico y detestable que inspira miedo, y tienen razón en temerme, porque jamás, después de mi condena expiatoria, ni mortales ni Dioses pudieron mirarme a los ojos, sin haber sido los míos, lo último que vieran con vida.
Mi morada se encuentra en el occidente extremo, cerca del País de los Muertos y de las Hésperides, es un lugar frío, rocoso y tétrico. Por mobiliario cuento con cientos, ¡no!, con miles de estatuas que carecen de belleza y que el rictus dibujado en sus caras, es de espanto.

No me fue concedido ver la luz del sol, por lo cual, el tiempo, mi tiempo, transcurre en las sombras y la oscuridad total.
Mis hermanas las Grayas, Enio, Pefredo y Divio nacieron ancianas, su cabello siempre fue gris y cuentan con un solo ojo y un solo diente para las tres, lo utilizan por turnos y cumplen con la misión que les fue encomendada, vigilar el camino que conduce a la caverna en la que vivo y alertarnos si alguien osa venir a mi encuentro.
Hija de reyes, una vez fui hermosa, vivían elogiando mi belleza y la espléndida preciosura de mi cabellera larga y dorada. Era admirada y tenía muchos pretendientes, pero el amor me cegó.
Es verdad que era vanidosa, pero no podía ser de otra manera, de pequeña fui tan alabada y han enaltecido tanto por mis atributos naturales, que lo creí todo. También contribuyó a mi engreimiento, que mis hermanas fueran inmortales y yo, la única mortal, fuera provista del encanto y el esplendor de la belleza en compensación.
Ha pasado tanto tiempo ya de ello, miro mis manos de bronce, mi cuerpo cubierto de escamas, mi lengua bífida que no deja de entrar y salir de la boca sibilosa, mientras la saliva cae permanentemente por la comisura de los labios,... mis alas de oro, que de noche se desplegan y me llevan volando hasta los territorios enemigos donde implacable, los azotó y desbasto.

Estos colmillos de jabalí que sobresalen en mi cara, me confieren una imagen de fiereza. Lloro amargamente en soledad, por el martirio que me fue impuesto.
Mi cabello ensortijado, hoy no es más que una maraña de serpientes y mis ojos, esos que cautivaban las miradas, hoy son destellos de fuego que todo lo que miran lo petrifican y lo convierten en piedra.
Fui vanidosa, es verdad, me enamoré de un Dios que al copularme, dejo su simiente dentro mío, yo lo amaba, me reconozco culpable de eso,¿ pero es que acaso ella, no pecó de soberbia?.

Ella, hermosa, inmortal, Diosa, padeció la envidia y en su soberbia, utilizó su poder y me convirtió en lo que soy ahora, a mi y a mis otras dos hermanas inmortales, Estenio y Euríale, confinándonos a vivir en el fin del mundo, lugar tenebroso y sombrío y a partir de entonces, ser temidas y conocidas como las Gorgonas.
Ya falta poco para que llegué mi verdugo, él me dará la paz que necesito y ya no penaré más, ya dejará de corroerme el pecho el odio y la ira y con mi muerte, un prodigio se producirá.
Mis hermanas están dormidas, se que a ellas nada les pasará. Tal vez debieran ellas morir también y así terminar con este castigo que no debió serles impuesto, ellas no cometieron ningún pecado, su único error fue ser hermanas mías.
Mi lengua percibe su llegada, ya está dentro de la cueva y viene a por mí. Gracias a mí asesinato, él tendrá su momento de gloria y su historia será contada de aquí hasta el fin de los tiempos, por toda la eternidad.

Cargando con el zurrón que contenía la cabeza, Perseo volando gracias a las sandalias aladas que le dieron las Nínfas, se presentó ante Atenea en su templo. El día era claro y soleado, la Diosa tomó del zurrón la cabeza y la colocó en su escudo. A partir de hoy, con su nuevo talismán seria invencible.
- Pasó algo increíble Atenea, - dijo Perseo - cuando mi brazo, guiado por ti para asestar el golpe certero, le cortó la cabeza, de la sangre derramada al tocar la tierra, dio a luz a dos hijos, uno es Pegaso y el otro Crisaor.
- No es increíble Perseo, son los hijos de su unión con Poseidón. – le contesto Atenea impávida – La sangre que brota de la cabeza inerte de la Medusa, de su parte izquierda, es un virulento veneno, pero la de su parte derecha, resucita a los muertos. Le daré esa sangre a Asclepio, él como médico, le dará el uso que le fue encomendado.
Ahora, la cabeza adornaba su escudo y al fin había acabad
o con ella

Suicidio anunciado
















Astor Piazzolla - ADIOS NONINO


Deslucida y trágica mañana
que sumergida en la voraz neblina,
osadamente se atreve a opacar los colores
tiñéndolos de grises matices,
en un cielo cubierto
de nubes plomizas.
El corazón fatigado y aletargado
se contrae en el pecho entre espasmos,
mientras el espejo cruel testigo,
devuelve carente de tonalidad
una imagen,...
exultante de una lividez pálida.
La sangre roja y espesa
que vertida se vuelve bermellón,
se licua en las venas
haciéndose rosada y aguachenta,
aligerándose,...
se pierde por el sumidero de la bañera.
La vida se ausenta,
se escapa por dos profundos tajos
abiertos en las muñecas inertes,
de quien no quiere,...
ser ya recordado.
La gélida Parca
se acerca sigilosa,
lo cubre con su espectral manto.
Los músculos de la cara se relajan,
los ojos semientornados y vidriosos,
sin vestigios de vida,
presagian que la muerte ha llegado
y con celo lo cobija.