domingo, diciembre 16, 2007

Silencio


Y el silencio se hizo carne,… inventó sutiles diálogos de gestos y sensaciones que emergían desenvueltas, haciéndose halago en una soledad insonorizada de cuartos vacíos.
Se hizo piel, para sentir en sueños la ausencia de realidades, sudores nocturnales entre sofocos y gemidos mudos, y un dolor que arremete contra las entrañas, asfixiando el grito que pugna por derrumbar la oquedad que me circunda.
Se hizo voz silente que me recorre de norte a sur, derrotero de sangre que siempre llega al corazón resbalando por mis venas, repitiendo palabras de amor en un mutismo que aúlla, en la quietud de las noches gélidas.
Silencio sordo que trae fragancias de poblados recuerdos, de un ayer que se convierte en un hoy perpetuo e interminable, empaquetándome las angustias.
Cintas, moños, lazos de colores visten la penas, pintando un arco iris en matices de verdes manteniendo viva la esperanza, que corretea por los límites de mi audacia inmóvil.
Palabras escritas y con sonido quebrado de turbaciones, que habitan en los rellanos de las vísceras que se contraen entre espasmos, queriendo sacudirse los desesperos.
Silencio que vocifera en los arrecifes del alma,…de mi alma que te acompaña montada en tu sombra, estela que te delinea los contornos entre caricias para que me adviertas.
Silencio de musicalidad y tañidos, sin resonancia ni voces,…pero con un idioma propio de sentimientos que nos susurra por dentro, rebotando con su eco en los huesos marcando tiempos de espera.
¡Cuánto amor puede encerrar un silencio!,…tanto,…que duelen los ángulos encolados resistiendo la galerna, mientras los puños apretados y envalentonados le hacen frente al desatino, quemando horas sabiéndote incrustado en mi costado siempre.
Los te quiero,…te amo,…palpitan sosegados en los recovecos, resguardados de zozobras que se quieren enquistar en los lamentos.
Silencio que me abraza en las tardes frías elevándome a la cúspide de los anhelos, bordándome la sensibilidad con el sabor de tu labia dulce y húmeda, repitiéndome que estás mordiéndome las tristezas para arrancármelas de cuajo y que no se reproduzcan.
Silencio,…vos y yo,…y nuestro acunado sentir despierto.