sábado, julio 28, 2007

Tú, mi consuelo


“El amor consuela como el resplandor del sol después de la lluvia”.
William Shakespeare (1564-1616) Escritor británico.

Espero mientras el tiempo de tortuga centenaria, se oculta bajo un caparazón de años,… la epidermis exuda mares a sus brisas que me embrujan el corazón solitario y errante.
Cuando sus ojos me miran, el milagro de la vida me devuelve la esperanza perdida,…llegué a sus costas y amé su silente caminar, el del que quiere avanzar y no puede,… pies de barro que se licuan atrapándolo en su espiral de ausencias.
Cataratas de palabras nacen para volar hasta él,…arraigando en su sensibilidad y trepándole lentamente hasta hincarse en sus huesos, lograr evadirle de la prisión que entre rejas le inmoviliza el alma.
¿Por qué dejaste para el después, esa parte de mí que vibra y siente?, si soy como la cigarra, que canta alegre saliendo de un pozo oscuro y profundo, ¡para vivir un solo día!,…sobreviviente del absurdo.
Audaces palabras farfullaste en mis oídos, gaviota reprimida en vuelo que sin lengua habla y a gritos rompe el silencio, haciéndome saber sus deseos, los más escondidos y verdaderos.
A pesar del tiempo que no se detiene, estamos predestinados a vivir nuestro momento, ese momento de amor, ¿coincidencia?, no creo en ellas pero si en el destino que guía nuestros pasos por un camino, para que nos crucemos tomándonos las manos en su encrucijada.
Tanta necesidad de sentirnos amados, pero no siempre se nos dio y esperamos con las manos vacías de soles, soñando en soledad consumiendo noches sin lunas,… pero al alba nos llegan sus primeros rayos iluminándonos, y al fin consumar tantos anhelos suspendidos.
Te quiero desde el principio sin sospechar que estarías ahí mismo, en medio del sendero esperándome sin preguntar nada,…y consolándome los mares de lluvia incrustadas como púas, me evaporas tiernamente las brumas.